lunes, 17 de junio de 2013

Forestales y ambientalistas buscan equilibrio entre conservación y desarrollo económico

La necesidad de analizar e investigar sobre el real impacto ambiental de las plantaciones forestales y mejorar criterios de planes de manejo fueron expuestos por profesionales, investigadores y militantes ambientalistas. Coinciden en la necesidad de abrir el diálogo para separar “mito de realidad”. Pidieron más diálogo y una agenda forestal relacionada a los temas tratados en el seminario “Utilización de Agua y Plantaciones Forestales”, que se desarrolló ayer en Posadas, organizado por ArgentinaForestal.com y la Fundación Ambiente y Desarollo.
 
El 12 de junio, a salón colmado se desarrolló el seminario sobre “Utilización de Agua y Plantaciones Forestales”, que reunió a especialistas reconocidos en el plano nacional relacionados a la producción forestal y al cuidado del ambiente. Destacaron la necesidad de mejorar el manejo de las plantaciones y tomar en cuenta las particularidades del clima y el terreno para planificar los cultivos.
 
La jornada organizada por la revista Argentina Forestal.com y la Fundación Ambiente y Desarrollo (AyD), se realizó en el salón de conferencias de OSDE en Posadas y contó con las disertaciones de Daniel Maradei, director de la firma Maradei Pike y Asociados; Jorge Fahler, consultor independiente; Julián Licata, del INTA Concordia y Emiliano Ezcurra, director del Banco de Bosques. La apertura del evento estuvo a cargo del director de MisionesOnLine.com, Marcelo Almada, y el presidente de AyD, Gustavo Braier, quien también ocupó el rol de moderador . Al cierre se realizó un panel del que participaron, el diputado nacional Alex Ziegler; el intendente de Puerto Piray, Jorge Lezcano; Paula Campanello, directora del Centro de Investigación del Bosque Atlántico (Ceiba) e investigadora del Conicet y la FCF de la Unam; Manuel Jaramillo, coordinador del Programa Selva Paranaense de la Fundación Vida Silvestre Argentina; y Francisco Torres Caymán, director de Parques, Áreas Industriales y Bioenergía, Parques Industriales, del Gobierno de Corrientes.
El objetivo del encuentro fue debatir en relación al uso de agua en cultivos forestales en los sistemas hídricos, tomando en cuenta tanto la visión de la producción y la industria, cuanto la de ambientalistas. Pretendemos que “profesionales del medio y organizaciones ambientalistas, en conjunto, analicen aspectos técnicos entre la disponibilidad de agua en suelo y la productividad forestal, las prácticas de manejo para evitar impactos negativos en el ambiente y, también, la relación de las empresas del sector con la comunidad. El objetivo es generar un espacio de debate e intercambio de conocimiento entre los panelistas, invitados y asistentes, de manera de entender los desafíos de la principal actividad económica de la región frente a la demanda de la sociedad”, señalaron desde la organización del evento.
 
El primero en exponer fue Licata, quien reveló estudios de campo que indicaron que la forestación genera un impacto menor a otras actividades en los sistemas de agua. Explicó que el agua de lluvia filtra mejor hacia napas inferiores en plantaciones forestales que en suelos con cultivos anuales o pastizales, donde es mayor la cantidad de líquido que se escurre sobre el terreno.
 

Investigar y planificar

El especialista advirtió que la incidencia de las forestaciones en los sistemas de agua varia según el manejo que se aplique a la plantación. Explicó que en cultivos de menor densidad, en los que se practican raleos y podas, es mayor la cantidad de agua que puede llegar al suelo y filtrar, mientras que cuando la cantidad de árboles por hectárea es superior, aumenta la cantidad de lluvia que queda retenida en las hojas y luego se evapora sin tocar el suelo. Si a ello se suma que los bosques de mayor densidad demandan más agua, el impacto sobre el medioambiente se incrementa aún más.
Razonó que para determinar el impacto que genera un cultivo en la circulación de agua, hay que tomar en cuenta la relación entre el volumen de líquido que va a demandar esa plantación y la tasa anual de lluvia.
A su turno, Daniel Maradei, en su ponencia titulada “La mirada de los productores de pino y eucaliptos” aportó datos comparativos entre la demanda de agua de las plantaciones de eucaliptos y otros cultivos. Señaló que mientras el algodón requiere 3.200 litros de agua para generar un kilo de biomasa, el girasol demanda 2.400 litros, la soja más de 1.400 y el eucaliptus 785.
Resaltó que resulta necesario conocer la demanda hídrica de lo que se va a plantar y la oferta de agua en el lugar donde se va a plantar. “Si sembramos algo que consume más agua de la que cae en forma de lluvia, seguramente que vamos a terminar secando el suelo”, dijo.
 
Ejemplificó que en zonas más secas como el oeste de Chaco, no se deberían hacer plantaciones de eucaliptos de alta densidad, como las que se practican con fines de generar energía, pero eso no ocurre en ninguna parte del territorio misionero, los niveles anuales de lluvias superan holgadamente las demandas de ese tipo de cultivo.
 
El especialista reconoció que el sector se debe una autocrítica en relación a las prácticas poco adecuadas que llevó adelante en épocas anteriores, tanto en relación al poco cuidado del medio ambiente cuanto a falta de planificación y de manejo que llevaron a que el sector fuera poco eficiente.
Recordó que Argentina promociona la actividad forestal desde los años ‘40 y desde entonces se lograron avances en producción menores a los logrados por países vecinos que empezaron mucho más tarde con la actividad. Uso el caso de Uruguay como ejemplo, recordó que ese país comenzó a apoyar a la forestoindustria recién en los ‘90 y su producción hoy es mucho mayor a la argentina.
Hizo hincapié en la necesidad de “tratar a las plantaciones forestales como cultivos y manejarlas como tal”. Señaló que aún existe la errónea concepción según la cual “los pinos o los eucaliptus crecen en cualquier lado, con cualquier semilla y no hace falta atenderlos”.
Indicó que se deben tomar en cuenta cuestiones como la genética, nutrición, control de malezas, necesidades de los mercados, logística y estrategias de manejo sustentable.
Recomendó a los técnicos y productores “no usar recetas ajenas”. Recordó numerosos casos en los que se recomendó, con resultados muy negativos, incluso por parte de organismos nacionales, plantar determinadas especies en zonas particulares porque habían dado buenos rindes en otras latitudes.
 

Reconocer errores

Emiliano Ezcurra aportó la mirada ambientalista. Valoró la posibilidad de debatir en un espacio abierto y pidió evitar posiciones extremas. Reclamó a las empresas líderes del sector una actitud más activa frente a los reclamos que plantea la sociedad. Opinó que el sector se vería beneficiado si practica una autocrítica en vez de negar reclamos en su contra.
 
“Si tenés una industria que inunda con mal olor a la población, reconocé que eso está pasando, pedí perdón y demostrá que estás haciendo lo posible por reparar el daño”, ejemplificó.
 
 

Oportunidades en energía y viviendas

Jorge Fahler consideró que la generación de energía a partir de biomasa representa una de las oportunidades más relevantes para la forestoindustria en el mediano plazo. Argumentó que en la producción de molduras, los aserraderos ocupan solamente el 30 por ciento del tronco y el restante 70 por ciento queda como un residuo que en algunos casos se vende a bajo costo en forma de chip y otros casos directamente se quema o se deja descomponer.
“Para ser eficientes vamos a tener que aprovechar ese volumen de biomasa”, indicó.
Apuntó a la construcción de viviendas como otra de las oportunidades de crecimiento para el sector, advirtió que en la provincia no hay un esquema claro de construcción con madera.


Fuente: ArgentinaForestal.com