La necesidad de analizar e investigar sobre el real impacto
ambiental de las plantaciones forestales y mejorar criterios de planes de manejo
fueron expuestos por profesionales, investigadores y militantes ambientalistas.
Coinciden en la necesidad de abrir el diálogo para separar “mito de
realidad”. Pidieron más diálogo y una agenda forestal relacionada a los temas
tratados en el seminario “Utilización de Agua y Plantaciones Forestales”, que se
desarrolló ayer en Posadas, organizado por ArgentinaForestal.com y la Fundación
Ambiente y Desarollo.
El 12 de junio, a salón colmado se desarrolló el seminario sobre
“Utilización de Agua y Plantaciones Forestales”, que reunió a especialistas
reconocidos en el plano nacional relacionados a la producción forestal y al
cuidado del ambiente. Destacaron la necesidad de mejorar el manejo de las
plantaciones y tomar en cuenta las particularidades del clima y el terreno para
planificar los cultivos.
La jornada organizada por la revista Argentina Forestal.com
y la Fundación Ambiente y Desarrollo (AyD), se realizó en el salón de
conferencias de OSDE en Posadas y contó con las disertaciones de Daniel Maradei,
director de la firma Maradei Pike y Asociados; Jorge Fahler, consultor
independiente; Julián Licata, del INTA Concordia y Emiliano Ezcurra, director
del Banco de Bosques. La apertura del evento estuvo a cargo del director de
MisionesOnLine.com, Marcelo Almada, y el presidente de AyD, Gustavo Braier,
quien también ocupó el rol de moderador . Al cierre se realizó un panel del que
participaron, el diputado nacional Alex Ziegler; el intendente de Puerto Piray,
Jorge Lezcano; Paula Campanello, directora del Centro de Investigación del
Bosque Atlántico (Ceiba) e investigadora del Conicet y la FCF de la Unam; Manuel
Jaramillo, coordinador del Programa Selva Paranaense de la Fundación Vida
Silvestre Argentina; y Francisco Torres Caymán, director de Parques, Áreas
Industriales y Bioenergía, Parques Industriales, del Gobierno de Corrientes.
El objetivo del encuentro fue debatir en relación al uso de agua en cultivos
forestales en los sistemas hídricos, tomando en cuenta tanto la visión de la
producción y la industria, cuanto la de ambientalistas. Pretendemos que
“profesionales del medio y organizaciones ambientalistas, en conjunto, analicen
aspectos técnicos entre la disponibilidad de agua en suelo y la productividad
forestal, las prácticas de manejo para evitar impactos negativos en el ambiente
y, también, la relación de las empresas del sector con la comunidad. El
objetivo es generar un espacio de debate e intercambio de conocimiento entre los
panelistas, invitados y asistentes, de manera de entender los desafíos de la
principal actividad económica de la región frente a la demanda de la sociedad”,
señalaron desde la organización del evento.
El primero en exponer fue Licata, quien reveló estudios de
campo que indicaron que la forestación genera un impacto menor a otras
actividades en los sistemas de agua. Explicó que el agua de lluvia filtra mejor
hacia napas inferiores en plantaciones forestales que en suelos con cultivos
anuales o pastizales, donde es mayor la cantidad de líquido que se escurre sobre
el terreno.
Investigar y planificar
El especialista advirtió que la incidencia de las forestaciones en los
sistemas de agua varia según el manejo que se aplique a la plantación. Explicó
que en cultivos de menor densidad, en los que se practican raleos y podas, es
mayor la cantidad de agua que puede llegar al suelo y filtrar, mientras que
cuando la cantidad de árboles por hectárea es superior, aumenta la cantidad de
lluvia que queda retenida en las hojas y luego se evapora sin tocar el suelo. Si
a ello se suma que los bosques de mayor densidad demandan más agua, el impacto
sobre el medioambiente se incrementa aún más.
Razonó que para determinar el impacto que genera un cultivo
en la circulación de agua, hay que tomar en cuenta la relación entre el volumen
de líquido que va a demandar esa plantación y la tasa anual de lluvia.
A su turno, Daniel Maradei, en su ponencia titulada “La
mirada de los productores de pino y eucaliptos” aportó datos comparativos entre
la demanda de agua de las plantaciones de eucaliptos y otros cultivos. Señaló
que mientras el algodón requiere 3.200 litros de agua para generar un kilo de
biomasa, el girasol demanda 2.400 litros, la soja más de 1.400 y el eucaliptus
785.
Resaltó que resulta necesario conocer la demanda hídrica de lo que se va a
plantar y la oferta de agua en el lugar donde se va a plantar. “Si sembramos
algo que consume más agua de la que cae en forma de lluvia, seguramente que
vamos a terminar secando el suelo”, dijo.
Ejemplificó que en zonas más secas como el oeste de Chaco, no
se deberían hacer plantaciones de eucaliptos de alta densidad, como las que se
practican con fines de generar energía, pero eso no ocurre en ninguna parte del
territorio misionero, los niveles anuales de lluvias superan holgadamente las
demandas de ese tipo de cultivo.
El especialista reconoció que el sector se debe una autocrítica en relación a
las prácticas poco adecuadas que llevó adelante en épocas anteriores, tanto en
relación al poco cuidado del medio ambiente cuanto a falta de planificación y de
manejo que llevaron a que el sector fuera poco eficiente.
Recordó que Argentina promociona la actividad forestal desde los años ‘40 y
desde entonces se lograron avances en producción menores a los logrados por
países vecinos que empezaron mucho más tarde con la actividad. Uso el caso de
Uruguay como ejemplo, recordó que ese país comenzó a apoyar a la
forestoindustria recién en los ‘90 y su producción hoy es mucho mayor a la
argentina.
Hizo hincapié en la necesidad de “tratar a las plantaciones forestales como
cultivos y manejarlas como tal”. Señaló que aún existe la errónea concepción
según la cual “los pinos o los eucaliptus crecen en cualquier lado, con
cualquier semilla y no hace falta atenderlos”.
Indicó que se deben tomar en cuenta cuestiones como la
genética, nutrición, control de malezas, necesidades de los mercados, logística
y estrategias de manejo sustentable.
Recomendó a los técnicos y productores “no usar recetas ajenas”. Recordó
numerosos casos en los que se recomendó, con resultados muy negativos, incluso
por parte de organismos nacionales, plantar determinadas especies en zonas
particulares porque habían dado buenos rindes en otras latitudes.
Reconocer errores
Emiliano Ezcurra aportó la mirada ambientalista. Valoró la posibilidad de
debatir en un espacio abierto y pidió evitar posiciones extremas. Reclamó a las
empresas líderes del sector una actitud más activa frente a los reclamos que plantea la sociedad.
Opinó que el sector se vería beneficiado si practica una autocrítica en vez de
negar reclamos en su contra.
“Si tenés una industria que inunda con mal olor a la población, reconocé que
eso está pasando, pedí perdón y demostrá que estás haciendo lo posible por
reparar el daño”, ejemplificó.
Oportunidades en energía y viviendas
Jorge Fahler consideró que la generación de energía a partir de biomasa
representa una de las oportunidades más relevantes para la forestoindustria en
el mediano plazo. Argumentó que en la producción de molduras, los aserraderos ocupan solamente el
30 por ciento del tronco y el restante 70 por ciento queda como un residuo que
en algunos casos se vende a bajo costo en forma de chip y otros casos
directamente se quema o se deja descomponer.
“Para ser eficientes vamos a tener que aprovechar ese volumen de biomasa”,
indicó.
Apuntó a la construcción de viviendas como otra de las oportunidades de
crecimiento para el sector, advirtió que en la provincia no hay un esquema claro
de construcción con madera.
Fuente: ArgentinaForestal.com
Fuente: ArgentinaForestal.com